Pre pro y postbioticos

Se entiende por microbiota intestinal a la comunidad de microorganismos que residen en la mucosa intestinal. Los más importantes son bacterias y hongos, y su presencia y funciones son beneficiosas para la salud cuando están en equilibrio. El problema aparece cuando hay un aumento o un descenso relevante de algún grupo.

La microbiota intestinal se encuentra sobre la mucosa intestinal. Esto tiene dos consecuencias. La primera que hay una interrelación entre la microbiota y el estado de la mucosa intestinal. Y la segunda, que es importante que las bacterias habituales ocupen toda la superficie de la mucosa. Si disminuyen en número y dejan espacios de la mucosa sin ocupar, serán ocupados por bacterias patógenas provocando problemas. Esto es lo que se entiende como ocupar el nicho trófico.

En el organismo no sólo hay microbiota en el intestino sino en otras mucosas como la genitourinaria, boca y nasofaringe, y el tracto respiratorio. El desequilibrio de la microbiota de una de las mucosas, principalmente la intestinal, repercute en el resto de mucosas. Todas estas mucosas, además de bacterias, tienen debajo de ellas células del sistema inmunitario y conforman el denominado Sistema Inmune de Mucosas.

Los probióticos son productos que tienen bacterias vivas que tras tomarlos pasan por el intestino donde ejercen su función. Se pueden tomar a través de preparados con concentrados de bacterias o a través de alimentos.

Los preparados suelen ser de bacterias del grupo de la microbiota protectora y se miden por millones de cada una de ellas. En función del objetivo (disbiosis intestinal, infecciones urinarias, candidiasis, disbiosis vaginal, refuerzo del sistema inmunitario) se dará un tipo de bacteria u otro, aunque lo habitual es dar preparados de diferentes grupos de bacterias.


Los principales alimentos probióticos son los fermentados. Los más importantes son algunos tan conocidos como el yogur y el queso y otros más habituales en otras culturas. Entre estos están el kéfir, el kimchi coreano, el chucrut, los picckles (verduras fermentadas en sal), el chucrut (col fermentada), los fermentos de la soja (miso y tempe), tempes de garbanzo y el té Kombucha.

Los prebióticos son alimentos funcionales que no se digieren pero que provocan el crecimiento o la actividad de las bacterias intestinales. El más conocido es la fibra.

Son importantes porque hay bacterias, como las de la microbiota micronutritiva, que no las podemos administrar directamente sino que tenemos que provocar su crecimiento de forma indirecta mediante la ingesta de prebióticos.

Básicamente hay 2 familias de prebióticos: la fibra soluble y la fibra insoluble.

Entre la fibra soluble destaca la inulina, la pectina y los fructooligosacáridos (FOS). Son muy fermentables, retienen el agua y los encontramos en legumbres, cereales y frutas.

En cuanto a la fibra insoluble hay que destacar la celulosa, la lignina y el almidón resistente. Retienen poco el agua y se hincha poco. La mayor fuente de almidón resistente se consigue cocinando patatas, moniatos o legumbres y tomándolos fríos más tarde.

Los postbióticos son sustancias fabricadas por la microbiota que son beneficiosas para nuestro organismo, como por ejemplo los acidos grasos de cadena corta como el butirato, acetato y el propionato.